Villa en alquiler a 100 m de la playa

El alojamiento

Podere Circe es una casa de campo del siglo XIX situada en el Parque Nacional del Circeo, a sólo 100 metros del mar (se puede llegar fácilmente a pie a las Dunas Blancas de Sabaudia). La ubicación en las laderas del promontorio permite un clima templado y agradable incluso en caso de olas de calor extremas. La parte de la masía tiene capacidad para 8 adultos y 4 niños pequeños y se compone en la planta baja de un salón con una mesa para 8 personas, la cocina, la chimenea y 1 baño. El salón también conduce en la planta baja a una habitación en el entrepiso, con una cama doble, 2 sofás relax y un baño. En el segundo piso ático (escaleras) hay 2 dormitorios con camas dobles, 1 dormitorio con 2 camas individuales y 2 baños. En total hay 3 camas dobles, 2 camas individuales, es posible añadir 4 camas plegables para niños y 4 baños. De junio a septiembre incluido, todas las habitaciones tienen aire acondicionado de 13:30 a 15:30 - 22:00 a 8:00 (12 horas al día). En mayo y octubre Aire acondicionado y calefacción bajo petición. En el jardín compartido hay mesas, sombrillas, barbacoa y plazas de aparcamiento. Si desea ropa de cama el coste es de 10€ por persona y deberá entregarse en efectivo a la llegada y en el cambio semanal a las señoras de la limpieza.
La playa es libre o equipada, de 100 a 200 metros hay restaurantes, quioscos, pizzerías y la posibilidad de realizar diversas actividades deportivas. Las localidades de Sabaudia y San Felice Circeo están a 5 km. La casa rural recibe a los huéspedes en régimen de casa compartida, por lo que no se permiten huéspedes distintos de los reservados en la casa o en el jardín.
De vacaciones en Podere Circe, rodeado del verde fresco del promontorio y de la fascinante costa del Tirreno, en un lugar encantador para pasar el tiempo libre inmerso en la naturaleza.

El entorno

La Riviera entre el mito y la naturaleza
Un rincón de verdor, un jardín encantado bordeado por el mar Tirreno a lo largo de más de 100 km, rico en testimonios, historia y paisajes. El clima es templado incluso en los meses más fríos, lo que atrae a numerosos visitantes. Los antiguos orígenes de las ciudades costeras acentúan el encanto del distrito: Terracina, la "puerta del sol" fundada por los etruscos y enriquecida por los romanos con imponentes obras civiles (la antigua Via Appia y el templo de Júpiter). Sperlonga, ciudad medieval construida sobre un promontorio rocoso y víctima de numerosas incursiones de corsarios a lo largo de los siglos, pero ya lugar favorito del emperador Tiberio, que hizo construir allí una imponente villa. Formia, el buen puerto, como recuerda la antigua etimología, y la legendaria ciudad de los Lestrigoni, los feroces caníbales que decidieron definitivamente el regreso de Ulises a Ítaca. Gaeta, ciudad borbónica protegida por castillos y torres que rodean iglesias medievales. Minturno, uno de los cruces cruciales de la antigua Via Appia, una ciudad que los romanos enriquecieron con un imponente teatro que aún hoy se conserva bien. Ponza, la isla de Aurora en la que la antigua tradición sitúa, en competencia con Circeo, el hogar de la hechicera Circe. Incluso el interior conserva arte y tesoros naturalistas. Entre ellos: el Parque Circeo, que incluye también la isla de Zannone, las dunas y los lagos de Sabaudia. Ninfa conocida como la Pompeya de la Edad Media, con su oasis mágico: un espléndido jardín italiano. Fondi con el imponente castillo Caetani y la amplia llanura cubierta de naranjos que emocionaron a Goethe. Arte y cultura, historia antigua, folklore, gastronomía, todo contribuye a hacer de la Riviera un cofre de tesoros, donde el tiempo ha sabido preservar perlas raras y preciosas.

Actividades y atracciones

Trekking al pico Circe (541 m)
la ruta: el punto de partida de la excursión se puede fijar en Torre Paola. Desde la base de la montaña sale un camino de tierra que se debe seguir durante unos 100m. El inicio del sendero (1) es una especie de paso de tierra roja. El camino se adentra en un matorral joven, con poco sotobosque, por lo que es fácilmente transitable. El camino inmediatamente se vuelve empinado y exige un ritmo lento y decidido. La cubierta arbórea está formada por encinas, madroños y robles. Al poco tiempo la vista se topa con las señales amarillas del CAI (Club Alpino Italiano). La primera etapa se puede hacer a unos 200 m sobre el nivel del mar, donde ahora por encima del monte se abre un balcón a la llanura de abajo (los campos, el lago y las dunas). La reanudación se realiza siguiendo la cresta de la montaña con un recorrido tortuoso y moderadamente desafiante que conduce al segundo punto de descanso. Aquí el panorama conquista otros dos espacios; el que va hacia el mar y el que va hacia la cima. Si el ambiente está despejado (con vientos del norte), se puede mirar hacia el noroeste hasta las colinas Albanas y, en circunstancias especiales, hasta la lejana cúpula de San Pietro. Hacia el sur, sin embargo, el mar ofrece sus colores intensos. Este es uno de los puntos más evocadores de todo el recorrido. Durante un tramo de unos veinte metros discurre exactamente sobre la cresta, lo que exige comportarse con un mínimo de precaución. Aproximadamente una hora y tres cuartos después de la salida se llega a la plataforma de la cima a 541 m. Desde aquí se pueden observar las islas de Palmarola, Ponza y Zannone. La última ruta a seguir (2) requiere el uso de las manos porque se caracteriza por tener una fuerte pendiente y se puede completar en un máximo de una hora. Recuerda seguir las indicaciones rojas del CAI para el descenso.